¿Por qué hacemos deporte?

Ante esta pregunta, la mayoría de la gente responderá algo racional como: para mantenerse sano, para fortalecer nuestro cuerpo, para desahogarse, para relajarse o para divertirse en nuestro tiempo libre.

Pero, ¿es realmente la causa o sólo la consecuencia?

Pensamos que la verdadera motivación está en otra parte, en algo irracional, instintivo, fundamental, y que forma parte de nuestra personalidad desde nuestros primeros juegos infantiles. Y esto es el placer de compartir.

Para entenderlo mejor, basta con ver la cantidad de foros, asociaciones, clubes, convivencias, salidas y aplicaciones para compartir el rendimiento que surgen cada día en torno al deporte.

Si el deporte es sin duda una de las mejores maneras de sentirse parte de una comunidad, por pequeña que sea, es sobre todo porque es un formidable catalizador de amistades, que rompe todas las barreras sociales, elimina el miedo a lo desconocido y crea instantáneamente un clima de confianza entre todos nosotros.

Durante la Primera Guerra Mundial, este vínculo deportivo era tan fuerte entre los soldados que, a pesar del contexto y el agotamiento, logró detener los combates y crear una oleada de fraternidad, ¡durante un partido de fútbol entre alemanes y británicos!

100 años después, nos encontramos en medio de una revolución tecnológica sin precedentes que está provocando un profundo cambio en nuestras relaciones a través de las redes sociales, la economía colaborativa, etc. Nosotros mismos aceptamos de buen grado la innovación, sobre todo cuando pretende liberar nuestro tiempo simplificando nuestra vida.

Pero seguimos siendo conscientes de que debemos preservar a toda costa la autenticidad de las relaciones humanas en medio de todos estos algoritmos, para que la noción de compartir no se reduzca un día a los "me gusta" y la confianza a unas cuantas calificaciones de estrellas en un perfil.

En nuestra opinión, esto empieza por seguir dejando que nuestra alma infantil se exprese y por dedicar siempre tiempo a jugar o hacer deporte juntos. No hay nada mejor que podamos hacer con nuestro tiempo para enriquecernos...

Quédate, comparte y juega